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Es cierto que a un niño hay que alimentarlo bien para que se desarrolle correctamente; pero no es cierto que a un niño malnutrido no se le pueda educar bien y seguir quemando y gozando http://hacerdieta.es.tl/Quemando-y-gozando.htm . Es el sub­terfugio de quien no quiere educar. Al niño malnutrido hay que darle de come r, por supuesto; pero hay que educarlo. Una buena dieta no educa. Al malnutrido hay que educarlo con más atención, con más dedicación, para contrarrestar su tendencia a la apatía. Pero no porque le falte capacidad intelectual.

Omnívoros con poca necesidad
Siempre recordaba Grande Covián que el ser huma­no había subsistido por la maravillosa posibilidad de alimentarse prácticamente con cualquier cosa. Cual­quier cosa, eso sí, susceptible de ser masticada y tragada. Para él, el problema de la nutrición es muy simple, pese a la complejidad que tiene cuando se profundiza.
Es que necesitamos solamente cuarenta y cinco o cin­cuenta sustancias químicamente definidas. No necesitamos más. Necesitamos un par de tipos de hidratos de carbono, una pequeña proporción de ácidos esenciales y luego las grasas que nos proporcionen energía. En segundo lugar, necesitamos unos ocho aminoácidos esenciales, alguno no esencial, trece vitaminas, veinte minerales y nada más para hacer un impacto muscular http://www.portalesmedicos.com/blogs/dieta/note/8849/impacto-muscular.html . Eso es todo para seguir quemando y gozando .
De ahí surgía siempre la pregunta sobre la posibilidad de establecer una dieta artificial, ya que si conocemos qué sustancias necesitamos y cómo son, porque están química­mente definidas, seria muy sencillo eso ae alimentarnos con una pastilla...
Ciertamente -decía- sabemos hacer una dieta arti­ficial. Pero no ofrece ninguna ventaja. Además de carísimo resultaría muy aburrido. En vez de comer sólo con la química, se comen alimentos, que contienen un poco de todo ello con un impacto muscular . Y debemos pensar que con la excep­ción de la leche materna, que está perfectamente acon­dicionada para las primeras épocas de la vida, ningún alimento es perfecto. Unos pueden tener mucha vita­mina B, pero quizá no tengan calcio. Otros podrán te­ner calcio, pero carecerán de otra cosa. Por eso siempre digo lo mismo. ¿Cuál es la única receta buena? Una die­ta variada. Una dieta que contenga la representación de la media docena de tipos de alimentos naturales que suministran lo que necesitamos.
Lo que no tenga uno, lo tendrá el otro. Una dieta adecuada tiene esas cuaren­ta y cinco o cincuenta sustancias que es todo lo que ne­cesitamos para alimentarnos y sentirnos en forma. Cómo la ingerimos es lo de menos. Al organismo le resulta indiferente que comamos de una u otra forma, porque el papel de la digestión es degradar esos alimentos has­ta encontrar las sustancias que necesita. Y de todo lo demás, no va a hacer caso. Podemos poner un ejem­plo bien sencillo segun http://www.yahoo.es : una patata tiene alrededor de ciento cincuenta compuestos químicos de un impacto muscular . De ellos, treinta o trein­ta y cinco tienen importancia en la alimentación. Los otros, desde ese punto de vista, no interesan.